Algunos de los muros de la ciudad del siglo XVIII aun
están en pie. El viejo barrio central de Cádiz
es famoso por su atmósfera pintoresca y mucho
de sus edificios reflejan la grandeza de otros tiempos.
Merece una visita la Catedral de la ciudad y las iglesias
de Santa Cruz y San Felipe Neri, que son famosas por
su resistencia al asedio de Napoleón y por ser
sede del gobierno provisional que redacto ahí
su primera constitución liberal. Otros sitios
de interés son La Santa Cueva, que alberga varias
pinturas de Goya, y grandes mansiones como la Casa del
Almirante y la Casa de las Cadenas.
El casco antiguo tiene una aire morisco, con sus calles
estrechas que desembocan en pequeñas plazas.
La cúpula dorada de la Catedral sobresale sobre
las casas blancas y en toda la zona se respira un ambiente
ligeramente decadente. Toda el casco antiguo se puede
recorrer a pie en aproximadamente una hora y el camino
lleva a través de algunos parques de gran belleza
y maravillosas vistas de la bahía.
Al contrario de otros puertos del mismo tamaño,
Cádiz posee una atmósfera relajada y muy
llevadera donde uno no se siente en peligro en ningún
momento, incluso por la noche. Quizás esto se
deba a la amplitud del lugar donde sin embargo es casi
imposible perderse debido a la cercanía del mar.
O quizás sea debido a la tradición de
liberalismo y tolerancia que se mantuvo incluso durante
la dictadura de Franco, a pesar de ser una de las primeras
ciudades en caer bajo las fuerzas nacionalistas.
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