Santoña surgió en torno a Santa María
de Puerto, poderoso monasterio que llegó a controlar
buena parte de las instituciones religiosas de la zona,
del cual ha sobrevivido su hermosa iglesia, un tesoro
que liga elementos románicos, tardogóticos
y clasicistas. En el año 1579 firmó carta
de hermandad con la Merindad de Trasmiera, comarca a
la cual sigue estrechamente vinculada.
A mediados del siglo XIX, al calor de la conversión
de la villa en plaza fuerte de segundo orden, surgió
la población compacta y ortogonal que puede verse
en la actualidad. A finales de aquella centuria empezó
a cobrar importancia la pesca y se fundaron las primeras
empresas conserveras. En la actualidad, Santoña
es uno de los principales puertos pesqueros de la cornisa
cantábrica y su industria de transformación
de productos de la mar es una de las más importantes
y prestigiosas de España.
Desde el punto de vista patrimonial, atesora notables
ejemplos de arquitectura civil, como la casa de Maeda,
conocida popularmente como casa del Marqués de
Chiloeches; la casa del capitán Antonio Ortiz
del Hoyo; el palacio y el instituto mandados edificar
por el Marqués de Manzanedo, así como
uno de los conjuntos de infraestructuras militares más
singulares de la costa cantábrica, con estructuras
levantadas entre los siglos XVIII y XIX, de las cuales
destacan los fuertes de San Martín y San Carlos.
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