El Paseo de Pereda, con sus típicas casas de miradores,
y sus jardines constituyen un exuberante bulevar que
separa la franja costera del casco antiguo santanderino.
La cercana Catedral es uno de los edificios más
antiguos de la capital, siendo su primitiva construcción
del siglo XIII. En su interior sobresale la tumba de
Marcelino Menéndez Pelayo, obra del escultor
Victorio Macho. Bajo el templo principal se conserva
la cripta de El Cristo, sobrio recinto abovedado en
el que se descubrieron diversos hallazgos de la época
romana.
Frente a la catedral se levanta la Plaza Porticada,
de estilo neoherreriano y rodeada de varios edificios
públicos. Nos encontramos en plena encrucijada
de animadas rúas (calles) comerciales como el
Arrabal o el Cubo.
Una de estas calles conduce a la plaza del Generalísimo,
sede del Ayuntamiento, colindante con el popular mercado
de la Esperanza, de estilo modernista. La visita ha
de continuar por el Museo de Bellas Artes y la Casa-Museo
de Menéndez Pelayo, edificio declarado Conjunto
Histórico-Artístico.
El puerto y El Sardinero
De vuelta a los jardines de Pereda, aparecen el Banco
de Santander y el Palacete del Embarcadero, edificio
éste último con excelentes vistas a la
bahía. En ella se localizan el puerto pesquero
y el Puerto Chico, así como diversas dependencias
marítimas: la lonja, el muelle, la Comandancia
de Marina, etc.
En este lugar se dibuja una de las estampas más
típicas de Santander. A la imagen de mansiones
y edificios burgueses que miran a la bahía se
une la de otros edificios de carácter cultural.
Entre ellos destaca el Palacio de Festivales, construido
por Francisco Javier Sáenz de Oiza y actual sede
del prestigioso Festival Internacional de Santander.
El Museo de Prehistoria y Arqueología, que recoge
diversos hallazgos prehistóricos, de entre los
que destacan su colección del Paleolítico,
una de las más valiosas de Europa. Por último,
el Museo Marítimo del Cantábrico, uno
de los más completos de España dedicados
al mar, descubre varios aspectos relacionados con el
Cantábrico: biología marina, historia
marítima, etnografía pesquera, etc.
Santander muestra a partir de este punto las hermosas
playas de los Peligros, la de la Magdalena y la de Biquinis,
de tranquilas aguas y protegidas del viento por la bahía.
En la Santander más turística se halla
El Sardinero. Frente a esta célebre playa se
puede disfrutar de uno de los paseos marítimos
más bellos de España, con suntuosos edificios,
como el Gran Casino, que evoca la arquitectura de la
Belle Époque. La Plaza de Italia, con sus elegantes
y animadas terrazas veraniegas, y los Jardines de Piquío,
que se asientan sobre un entrante rocoso que marca la
separación de las dos playas de El Sardinero,
completan el entorno.
Entre el casco histórico y El Sardinero, se extiende
la península en la que se asientan el parque
de la Magdalena y el palacio real, inaugurado en 1913
como residencia estival del rey Alfonso XIII. La residencia,
de estilo inglés, cuenta con hermosas caballerizas
y se encuentra rodeada de extensos jardines y zonas
arboladas. Esta privilegiada zona de esparcimiento se
convierte durante los meses de verano en el centro neurálgico
de los renombrados cursos de verano de la Universidad
Internacional Menéndez Pelayo, foro que reúne
tanto a estudiantes como a las más destacadas
personalidades de los más diversos campos del
conocimiento.
Gastronomía y alrededores
Situada a medio camino entre el mar y la montaña,
Santander posee en su gastronomía una particular
mezcla de ingredientes. Del mar proceden las características
rabas (calamares fritos), los bocartes rebozados (boquerones),
y mariscos frescos. El interior aporta excelentes carnes
de vacuno y un plato emblemático en toda la región,
el cocido montañés (guiso con alubias,
carne y repollo). Los postres pasan por la quesada (pastel
de queso) y los sobaos pasiegos (a base de mantequilla,
harina y huevos).
Los amantes de la naturaleza encontrarán en Cantabria
un impresionante patrimonio de espacios protegidos.
Entre los lugares mejor conservados figuran los Parques
Naturales de Oyambre, Peña Cabarga y Saja-Besaya,
si bien el más importante es el Parque Nacional
de Picos de Europa, cuyo territorio es compartido con
Asturias y Castilla y León.
En las estribaciones de esta cadena montañosa
se sitúa el Parador de Fuente Dé. Entre
las muchas otras opciones de alojamiento destaca también
el Parador Gil Blas, en Santillana del Mar, declarada
Monumento Nacional.
Cerca de la capital, se puede disfrutar del Parque de
la Naturaleza de Cabárceno, espacio de gran belleza
natural en el que conviven distintas especies animales
en semilibertad.
La tradicional ruta norte del Camino de Santiago recorre
el litoral cántabro, atravesando pintorescas
localidades como Castro Urdiales, Santoña, Suances,
Comillas, San Vicente de la Barquera o Santillana del
Mar. A escasos kilómetros de esta localidad se
localizan las Cuevas de Altamira, que cuentan con la
declaración de Patrimonio de la Humanidad. Consideradas
como la “Capilla Sixtina del Arte Paleolítico”,
contienen algunas de las pinturas rupestres más
importantes del arte cuaternario. Un moderno edificio
alberga las instalaciones del museo, donde se puede
admirar la neocueva, fiel réplica de los motivos
pictóricos que aparecen representados en la cueva
original.