En Garrucha lo más indicado,
será acercarse a su afamado puerto pesquero y
deportivo y dejar nuestro coche en las inmediaciones.
Si así lo hacemos, podemos admirar la joya de
la ciudad, el paseo marítimo. Este prolongado
mirador, con una espléndida barandilla de mármol
blanco, abre las puertas de esta localidad al mar y
nos regala una atractiva playa dispuesta siempre para
el baño. Los hallazgos arqueológicos encontrados
en su solar urbano y en las cercanías, delatan
un pasado que se remonta a la cultura argárica,
bien documentado ya en época musulmana.
El comercio y la pesca han sido desde entonces actividades
cotidianas en sus gentes. Hasta que en 1838 se descubre,
en algunos cerros próximos, yacimientos de plata
que introducen a Garrucha en la fiebre minera, generalizada
en toda Almería y más allá de sus
límites provinciales. Hornos de fundición,
empresas mineras, cables de mineral y ferrocarril, que
traían del interior la materia prima..., son
sólo algunos de los elementos transformadores
de la vida y el aspecto de la ciudad.
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